Los meses de frío tienen sus cosas buenas, como una buena manta y un café caliente mientras ves como avanza el día a través de la ventana, pero también son meses en los que toca calentar la casa para que no parezca un cubito de nieve.

En este sentido, es normal que te preguntes a cuántos grados hay que poner la calefacción. No solo por estar a gusto en casa y no pasar frío, sino también para ahorrar unos euros en la factura.

Aquí no solo te vas a encontrar con la respuesta a tus plegarias, sino también algunos consejos para ahorrar en calefacción y cuáles son los problemas de calentar la vivienda en exceso.

¿Preparado? ¡Vamos allá!

A cuántos grados debemos poner la calefacción

Tampoco vamos a dejarlo para mucho más adelante y vamos a dar la respuesta prácticamente en estos primeros párrafos.

¿A cuántos grados hay que poner la calefacción? La clave es mantener la calefacción en un nivel moderado, en torno a los 20ºC, constantemente. Es algo que ayuda a reducir el consumo energético y es una temperatura para estar a gusto en casa.

Ten en cuenta, eso sí, que si subes la calefacción tendrás un coste de en torno al 7% extra en la factura por cada grado. Y ojo, si la bajas y luego quieres volver a subirla a esos 20 ºC, tendrás un sobrecoste, ya que tendrás que hacer un esfuerzo extra para volver a calentar la casa.

Consejos para ahorrar en calefacción

Con la duda principal resuelta, ahora toca dejarte algunos tips para ayudar a tu bolsillo. Lo que realmente importa, ya que ver una enorme factura a final de mes sí que deja realmente frío. Vamos con una pequeña lista:

  • Mejora el aislamiento: aunque supone un coste inicial, si inviertes dinero en puertas, ventanas e incluso paredes y techos para mejorar el aislamiento, podrás mantener el calor en casa y que así la calefacción se encienda menos tiempo.
  • Usa la calefacción de forma eficiente: cierra puertas para que las habitaciones tarden menos en calentarse y evita colocar muebles o cortinas delante de los radiadores para que estos puedan hacer su trabajo de forma más eficiente.
  • Aprovecha la luz solar: deja entrar la luz del sol por la mañana, pero cierra las cortinas o persianas cuando llegue la noche.
  • Abrígate: tampoco es que vayas con un anorak por casa, pero un jersey puede ser clave para estar a gusto y no tengas que poner la calefacción.
  • Cambia hábitos: evita ventilar más de 10 minutos para evitar el calor
  • Apuesta por otras vías: si puedes usa estufas de pellets o chimeneas de leña, que suelen ser más económicas y sostenibles.

Otros factores que influyen en la temperatura de la calefacción

Más allá de esto ten en cuenta que hay otros factores que influyen a la hora de saber a cuántos grados poner la calefacción. Todos ellos afectan tanto en el confort térmico como en el consumo energético:

  • El propio aislamiento de la vivienda: si tienes buen aislamiento, necesitarás menos calefacción.
  • Su tamaño: cuanto más grande, más tiempo necesitará para calentarse y más gasto harás.
  • Su orientación: las viviendas orientadas al sur reciben más luz solar, por lo que es más fácil mantenerlas cálidas durante el día.
  • El clima: en zonas con inviernos muy fríos, será necesario contar con más calefacción.
  • El tipo de calefacción: las calderas modernas son la opción más eficiente, mientras que los sistemas eléctricos consumen más energía y suelen ser menos eficientes. También entra en juego el suelo radiante, que ofrece un calor homogéneo y eficiente, pero requiere de un control adecuado para no gastar de más.
  • Fuentes internas de calor: la iluminación, el horno o los electrodomésticos pueden contribuir a calentar la casa.
  • Calidad del aire: una buena calidad de aire ayuda a que la calefacción sea más efectiva.
  • Ventilación: si restringes la ventilación a unos 10 minutos al día, evitarás perder calor.
  • Tecnología: si cuentas con termostatos inteligentes o sensores de presencia, podrás ahorrar más energía.

Problemas de caldear en exceso la casa

Por último y, aunque no lo creas, saber bien a cuántos grados debes poner la calefacción puede jugar un papel fundamental en tu salud, bolsillo, medio ambiente e incluso la vivienda.

¿El motivo? Si calientas la casa más de la cuenta puedes tener una serie de problemas que no son plato de buen gusto.

Primero, el impacto en la salud. Si la casa está caldeada en exceso, puede aparecer aire seco, sensación de pesadez y fatiga y menos defensas ante el frío, ya que te costará más adaptarte a ambiente fríos al salir de casa.

Segundo, los costes energéticos. Si te pasas de los 20 ºC, el consumo energético subirá de forma significativa. Cada grado adicional puede suponer un 7% extra en tu factura.

Tercero, puede provocar daños en la vivienda. Al tener la casa muy caliente, el aire seco puede afectar al mobiliario, haciéndolos más propensos a agrietarse. Y ojo: el exceso de calor puede generar condensación en ventanas o paredes, lo que puede provocar la aparición de moho.

Caldear en exceso la casa puede traer una serie de problemas para la salud, el confort y el consumo energético. Aquí tienes un resumen de las principales consecuencias:

Cuarto, dejarás una mayor huella de carbono, ya que la energía de la calefacción incrementa las emisiones de CO2, especialmente si el sistema funciona con combustibles fósiles como gas o petróleo.

Por último, puedes provocar una reducción de la eficiencia del sistema de calefacción. ¿Motivo? Cuanto más lo uses, más reducirás su vida útil y, por tanto, necesitará mayor mantenimiento y mayor gasto.

Lo que está claro es que si no usas la calefacción de manera adecuada, pueden provocar bastantes problemas que no te van a dejar vivir tranquilo.

¿Qué puedes hacer en estos casos? Simple: apostar por un buen seguro de hogar.

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