La fianza del alquiler es un aspecto obligatorio de cualquier contrato de arrendamiento, pero hay ciertos aspectos que igual no controlas del todo.
Aquí te vamos a enseñar qué es exactamente la fianza, cuál es su finalidad exacta, cuáles son las diferencias respecto al depósito del alquiler y, sobre todo, como fijar la cuantía de la fianza.
¿Preparado? Vamos allá.
¿Qué es la fianza de alquiler?
La fianza del alquiler es una cantidad que el inquilino da al propietario al firmar un contrato de alquiler y, en general, viene a cubrir cualquier incumplimiento de contrato.
Al final es un dinero que protege al propietario y a su vivienda de cualquier problema que generalmente forma parte de las normativas de alquiler y suele equivaler a una o varias mensualidades de la renta pactada en el contrato de alquiler.
¿Qué finalidad tiene la fianza en un alquiler?
El objetivo principal de la fianza del alquiler es proteger al propietario ante posibles incumplimientos del inquilino como cubrir daños en la vivienda, garantizar el pago de deudas pendientes, incentivar el buen uso del inmueble y evitar litigios innecesarios.
Por ejemplo, si hay algún desperfecto causado por un uso inadecuado, el propietario puede usar la fianza para cubrir el costo de las reparaciones; si no se paga una mensualidad del alquiler o suministros como agua, luz o gas, la fianza se puede usar para saldar esas deudas.
Diferencias entre fianza y depósito de alquiler
Llegados a este punto, es bueno diferenciar entre 2 conceptos que, generalmente, se confunden: la fianza y el depósito del alquiler.
La fianza, como ya te hemos explicado, es una garantía exigida por la ley en muchos países que viene a cubrir daños al inmueble, impagos o incumplimientos del contrato.
Por su parte, el depósito del alquiler es una cantidad adicional que puede solicitar el propietario para estar más blindado ante riesgos específicos o incluso como reserva previa. Ahora bien, no tiene carácter obligatorio, sino que depende del acuerdo entre las partes.
Más allá de esta gran diferencia, hay otros aspectos clave a considerar:
- El monto de la fianza es fijo y está pactado por la ley, mientras que el depósito del alquiler es variable y depende de que exista acuerdo entre ambas partes.
- La fianza se deposita en un ente público, mientras que el depósito del alquiler se lo queda el propietario.
- En cuanto a la devolución, la fianza depende de plazos legales establecidos, mientras que el depósito va según lo pactado en el contrato.
Como puedes ver, ambas son garantías que protegen al propietario, pero la fianza tiene un marco legal más estricto, mientras que el depósito de alquiler es más flexible y negociable.
¿Cómo calcular la cuantía de la fianza del alquiler?
Llegados a este punto, toca resolver la pregunta del millón: cómo se fija la fianza de un alquiler.
La respuesta, por suerte, es francamente sencilla, aunque hay algún que otro caso a considerar.
Lo habitual es que la fianza del alquiler en viviendas de uso habitual se establezca una fianza de una mensualidad de la renta. Es decir, si la renta mensual es de 800 euros, la fianza será de 800 euros.
Si no existe una regulación específica, la fianza se puede negociar libremente entre ambas partes, pero con un condicionante: no puede superar el equivalente a 2 o 3 meses de renta.
Más allá de esto, hay otros aspectos a considerar que pueden subir el monto que tiene que ir al propietario: muebles, electrodomésticos, elementos valiosos o mascotas. Eso sí, son elementos que van más allá de la fianza, es decir, un depósito adicional que puede pedir el propietario para proteger su vivienda.
Por último, es importante hablar del supuesto de una fianza de alquiler para usos diferentes al de vivienda habitual como locales comerciales, oficinas o viviendas de temporada. En general suele ser bastante más alta e implica 2 mensualidades de renta. Es decir, si la renta mensual de un local es de 1.300 euros, la fianza será de 2.600 euros.
Al final, todo es una protección para que respires más tranquilo, en este caso dirigido al propietario, evidentemente. Ahora bien, hay un elemento que puede ayudar a estar más tranquilo a cualquiera de las 2 partes: un buen seguro de hogar. ¿El motivo? Te puede proteger ante cualquier imprevisto.
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